16 ago 2014

Malevich: el absurdo arte moderno es absurdo, pero no tanto.

Todo el mundo se ha reido alguna vez del arte moderno, de lo absurdo que puede parecer; bueno es normal, el arte es una cosa rara, es materializar pensamientos y reflexiones muy profundas y traducirlas en algo tangible. Detrás de esa cosa bizarra y aparentemente estúpida hay mucho, y sabiéndolo es como tal vez podemos apreciar dicho arte.
Creo que el arte hoy en día ya no se trata tanto de ser bello a la vista, si no de transmitir alguna idea/teoría etc... respecto al mundo, a lo que ocurre, lo que percibimos, la sociedad o la filosofía de la estética.
Por eso, ahora hablo de uno de esos "absurdos" artistas modernos, que inspiran un gran "yo pude haber hecho eso".
En fin, repito, la importancia del cuadro no es el cuadro en sí, sino lo que detrás de él.
Hablo de Malevich, quién es más recordado por esta obra: Cuadro negro


Kasemir Malevich fue un pintor ruso, nacido en 1878 y durante su vida presencio los movimientos políticos de Rusia, el fin de una forma de gobierno (zarista) y el inicio de la República, así como de los conflictos y problemáticas que el socialismo traería consigo.
Su infancia y juventud la pasó como agricultor, rodeado del campo y los trabajadores y comenzando a pintarlos, muy influido por entonces el fuerte movimiento del realismo social ruso. Él creía que debía de ser lo más fiel a la realidad posible, sin embargo, con el tiempo comenzó a inclinarse más por el impresionismo, que si bien ya había pasado por Francia, en Rusia se comenzaba a descubrir esta nueva forma de jugar con la técnica y el color.
Tal vez una de sus mayores influencias para desarrollar lo que posteriormente sería un fuerte y representativo movimiento, fue cuando participó en una muestra de arte junto a otros artistas como Natalia Goncharova, Wassily Kandinsky y Mijaíl Lariónov y posteriormente, en 1907, tener un acercamiento a artistas como Pierre Bonnard, Georges Braque, Paul Cézanne, André Derain, Paul Gauguin, Albert Gleizes, Henri Matisse, etc.
Explora el fauvismo, el expresionismo y sigue participando en muestras de arte, hasta que en 1915 aparece el Manifiesto del Suprematismo, considerada la máxima aportación de Malévich al arte. Explica Ayala (2013):
“Por Suprematismo se entiende la supremacía de la sensibilidad pura en las artes figurativas. Es la abstracción llevada al límite posible, es el último eslabón de la síntesis de la forma y el color iniciada con el cubismo. Los suprematistas explicaban que el reconocimiento figurativo de lo representado en una obra de arte era sólo una distracción para los sentidos; los cuales, sólo deben concentrarse en la manifestación pura de sensibilidad.”
Los suprematistas decían que la forma de lograr esa sensibilidad máxima, era mediante la utilización de una obra que sólo contuviera forma y color.
Así, la pintura de Malevich fue evolucionando hasta crear polémicas obras como “Negro sobre negro” o “blanco sobre blanco”.

Blanco sobre Blanco
Para la época este movimiento supuso un cambio en las ideas de lo que significa el arte o la belleza, proponía al artista alejarse de la naturaleza y el mundo material y dejarse guiar por el color para transmitir sensaciones o ideas.
Tras saber un poco de esto, lo que considero es que este movimiento representa la decadencia que vivía el mundo en aquella época, al vivir los estragos de la Revolución rusa, la Primera Guerra Mundial y la incertidumbre de comenzar un nuevo siglo que parecía poco esperanzador. Creo que el arte tuvo que caer en eso porque la realidad no parecía ofrecer nada alentador y por eso los artistas se refugiaba en pensamientos muy idealistas y abstractos, que tal vez eran mucho mejores que lo que vivían y por eso, desarrollaban este tipo de conceptos.
No me gusta tanto la obra, pero creo que su importancia está en que de cierta forma, refleja el caos de la mente humana en épocas tan difíciles.

Descubrimiento del día: Jeff Bucklely

Esta canción me ha encantado :) Su voz es melancólica al igual que la melodía, y la veo como una perfecta canción de fondo para alguna película en una ciudad urbana, con gente al solitaria...

9 ago 2014

Reseña: Grandes Esperanzas - Charles Dickens

Título original: Great Expectations
Autor: Charles Dickens
Año de publicación: 1861
País: Inglaterra
Fórmato: Project Gutenberg

Kent, Inglaterra, finales del siglo XIX. El huérfano Pip vive una existencia humilde con su hermana y su cuñado, a quien ayuda en su taller de herrería. Cuando la rica Miss Havisham requiere a Pip como acompañante de ella y de su bella hija, el joven se dará cuenta de las penurias de su clase social y deseará cada vez con más fuerza subir posiciones en el escalafón social.

"Como mi apellido es Pirrip y mi nombre de pila Philip, mi lengua infantil, al querer pronunciar ambos nombres, no fue capaz de decir nada más largo ni más explícito que Pip. Por consiguiente, yo mismo me llamaba Pip, y por Pip fui conocido en adelante" Así comienza Charles Dickens otro de sus emocionantes relatos, ubicado en la Inglaterra victoriana y siendo de nuevo, un niño el protagonista inicial de su novela.
Como muchas de sus obras, la novela se centra en el paso de niño a hombre de nuestro protagonista, tomando como contexto la Inglaterra que prometía la mejora social al pueblo, pero que, sin duda, aún tenía marcadas diferencias en su estrato social.

Tras una desventura el día de Nochebuena, Pip pasará por otras visisitudes en parte causadas por saberse un chico simplón y tosco, al ser Joe su protector, un maestro herrero. Siendo este su posible futuro, Pip no puede evitar sentir el opaco futuro que se le presenta ante él, hasta que conoce a Miss Havisham, una mujer despechada y con una buena fortuna a heredar. Un día Pip es informado de que tiene a un protector que pretende darle un futuro mejor y pagarla una educación para hacerlo todo un caballero.

Lo que podría ser la solución a sus problemas, es sin embargo, un laberinto confuso dentro suyo, al no saber como dirigirse ante la vida, al tener que despedirse de buenas personas que le quieren y al volverse un ser pusilánime e incorrecto que sueña más no actua, y vive en un mundo fantasioso e inalcanzable. Esto sin duda, es el agudo ojo de Dickens a su sociedad. Una sociedad llena de sueños y promesas pero que en realidad estaba hundida en la miseria y desesperación.

La Grandes Esperanzas de Pip, o más bien, sus Grandes Expectativas, como sería su traducción correcta, terminan siendo otra ilusión más al haber un giro inesperado en la trama. Es además, la conjunción perfecta de las presiones sociales de la época, al mostrarnos continuamente lo que los otros esperan de Pip y lo que Pip espera de sí mismo, así como del desastre humano que todos nostros podemos cargar dentro nuestro, mostrando personajes lastimados o maljuzgados por la sociedad: Miss Havisham, Magwitch, Estella, Joe y el propio Pip.

Es sin duda, una novela que demuestra la superficialidad en la que nos desenvolvemos, recordandos que no todo es lo que parece, que algo tan aparentemente deseado como el dinero nos puede arrebatar la felicidad, cuestionando la soledad que las personas llevan consigo casi siempre y si algo es evidente a través de la narración de Dickens es, que hacernos responsables de nuestras vidas es algo que sin duda requiere de muchas agallas.

Cayendo un poco en el melodrama de la nostalgia, Dickens sabe la fórmula para mantener al lector atento, haciendo sus conocidas y enredadas redes de personajes y eventos, giros en la trama y como siempre, criticando agudamente sus tiempos.

“The broken heart. You think you will die, but you just keep living, day after day after terrible day.” — Dickens, Charles. Great Expectations


3.5/5