1 may 2018

lo que aprendí del gato de Chesire

Estoy muy contenta, no sé cuánto dure esta felicidad — como dicen los poetas, todo es temporal y eso puede ser el mayor consuelo o un gran temor. Como quiera, en veinte años he aprendido que la vida tiene sus altas y bajas, que un día vas a amar a alguien y otros tienes que estar bien amándote solo a ti mismo, que a veces te sientes lleno de vida y otros reflexiones sobre tu futilidad. Algunos días quieres bailar, otros solo quieres estar en la cama; a veces estás al otro lado del mundo y otros días no quisieras jamás dejar tu casa. 
Pero a pesar de esos ires y venires hay algo que permanece constante y es uno mismo. Uno siempre esta consigo mismo, somos nuestros compañeros de toda la vida. La vida nunca va a dejarte hasta que tú la dejes a ella, y si bien la vida es un accidente, una casualidad, es tremendamente triste y llena de tragedias es también inmensamente bella. 
Creo que eso nos angustia muchísimo. Hablo de la humanidad. Todos tenemos una idea de que grande es esto y que pequeñitos somos nosotros. Un día leí algo de un científico. Decía que las catarinas, tan pequeñas que son y comiendo hojas no son menos esenciales que un mar o una tormenta. La gente le preguntaba sobre el sentido de la vida, de la existencia del hombre. El decía que no había ninguna, pero que, estando en el mundo, era el deber del humano apreciarlo, explorarlo, comprenderlo, pues era demasiada hermoso como para no ser notado. 
Tal vez eso es todo, estamos aquí para observar, para mirar. 
Somos esos narradores omniscientes. Esas presencias que no cambian nada, pero necesarias para brindar sentido a las cosas. Luz Aura Pimentel dice que es más fácil describir sin narrar que narrar sin describir. Y eso está bien. Esas son ocurrencias mías, que desde pequeña rondaban mi cabeza. No tengo todas las respuestas, claro, pero me parece que tengo las más importantes. 
Uno va a decidir cosas buenas y malas, uno se equivocará, eso es normal... a pesar de los errores, las equivocaciones... me parece que si uno quiere, eso no cancela la felicidad. 
John Milton escribió el Paraíso Perdido estando ciego. Ann Radcliffe se volvió la escritora más reconocida de su época a pesar de ser una mujer casada... le admiró su amor por el conocimiento, su entendimiento, incluso su docilidad... una docilidad inteligente que le valió un lugar en el mundo cuando las mueres no podían ni salir de su casa. Nos dijo Raquel que uno no elige a los autores, los autores lo eligen a uno. Tal vez Ann me eligió por eso, creo que en el fondo necesitaba estudiarlo con lupa, leer los testimonios de tantas mujeres desesperadas en el encierro de la “feminidad”, en la ansiedad de la autoría, para entender que escribir es resistir, es existir, y no es menos esencial que la catarina.
Las mujeres hemos tenido siempre mucho poder, aunque la historia, la política, el sistema o como quieran llamarlo se ha esforzado en hacer que lo olvidemos o no podamos verlo aunque esté frente a nuestros ojos. Pero que no dar vida sería el poder más grande? Y no lo digo con romanticismo ni como falso “consuelo”, porque no lo es. Es un tremendo poder y es una tremenda responsabilidad . Sin vida no hay vida. Sí, la primera casa — que Bachellard menciona— es en realidad el vientre de una madre. Con Ann he aprendió mucho: sobre escribir, sobre ser mujer, sobre ser fuerte. 
No hay nada por casualidad. Yo creo que la vida me la puso enfrente para aprender tantas cosas, cosas que me han cambiado la forma de ver el mundo y verme a mi misma. 
Yo no imagino vida sin literatura, vida sin lenguajes. La palabra es nuestro poder más grande, es Dios pues al principio no había nada. Con la palabra inicia la historia de la humanidad, una historia complicada, una historia de dolor y supervivencia y de numerosos errores y desesperación terrible. Pero aquí estamos y tenemos suerte, y creo fírmemente en que algo de estos debemos devolverle al mundo. 
Cuando decidí estudiar letras no sabía que encontraría, si podría, a lo que me enfrentaría ni a donde iba a llegar. Pero como dice este gato risón a Alicia “si no te importa a donde vas sólo sigues caminado e indudablemente llegarás a algún lado” Hoy he llegado a estas cosas tan bonitas.

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